Einstein sobre sí mismo
Textos: Dr. Antonio Moreno González
Así era Einstein a la edad de 22 años, según la cartilla militar suiza donde se le declaraba inútil para tal servicio:
Altura: 171,5 cm
Anchura de pecho: 87 cm
Brazo: 28 cm
Enfermedades o defectos: venas varicosas, pies planos, y excesiva sudoración de pies.
Autorretrato
De lo que tiene verdadera importancia en nuestra propia existencia, apenas nos damos cuenta, y ciertamente no debería inquietar al prójimo. ¿Qué sabe un pez del agua en que nada durante toda su vida?.
Lo amargo y lo dulce vienen del exterior, lo duro de dentro, de nuestros propios esfuerzos. La mayor parte de las veces, hago lo que mi propia naturaleza me lleva a hacer. Da rubor ganar por ello tanto respeto y tanto amor. Flechas de odio, también se han disparado contra mí; mas nunca me alcanzaron porque, en cierto modo, pertenecían a otro mundo con el cual no tengo conexión alguna.
Vivo en esa soledad que es penosa en la juventud, pero deliciosa en los años de madurez.
Sobre su vida cotidiana (respuesta a un periodista de ABC durante su estancia en España en 1923):
Pues bien; voy a satisfacer su curiosidad. Mi vida es muy irregular. A veces, cuando me preocupa un problema, no trabajo durante días enteros; me paseo, voy y vengo en mi casa, fumo, sueño y pienso. Por el contrario, hay semanas que no ceso de trabajar. Pero, en general, me acuesto a las once y me levanto a las ocho. Como ve usted, mi cuerpo y mi cerebro necesitan un largo sueño reparador. Salgo raramente por la noche; me molesta la vida social.
Desencanto por la desconfianza y persecuciones de que fueron objeto algunos científicos en Estados Unidos en los años cincuenta, Einstein entre ellos:
Si volviera a ser joven y volviera a encontrarme ante la decisión acerca del mejor camino a tomar para ganarme la vida no querría ser científico, erudito o pedagogo, sino fontanero o vendedor ambulante, en la esperanza de asegurarme así la humilde medida de independencia que aún se puede alcanzar en las actuales condiciones.
Carta a la niña Elisabeth Ley de Stuttgart
30 de septiembre de 1920
Querida señorita Ley:
Elsa me comenta que está usted descontenta porque no consigue ver a su tío Einstein. Así pues, le diré qué aspecto tengo: rostro pálido, cabello largo y una modesta panza. Además, andares extraños, un puro -si se da esa suerte- en la boca y una pluma en el bolsillo o en la mano. Pero su tío no tiene verrugas ni piernas arqueadas y, por tanto, es bastante guapo; y tampoco tiene vello en las manos, como les ocurre a los hombres feos. De manera que es una pena que no consiga verme.
Con saludos cordiales,
su tío Einstein
Así se vio a lo largo de su vida
Los físicos dicen que soy un matemático y los matemáticos dicen que soy un físico.
Soy un hombre completamente aislado y, aunque todos me conocen, hay muy poca gente que realmente sepa quién soy.
Felicitación de un niño a Einstein con motivo de su 70 cumpleaños
"Cuando camino por el solitario parque de Princeton, me siento cerca del cielo"