Religión
Textos: Dr. Antonio Moreno González
Juan Pablo II, con motivo del centenario del nacimiento de Einstein, hace un elogio de su obra ante la academia Pontificia de Ciencias "por lo que aporta al progreso de la ciencia, es decir, al conocimiento de la verdad presente en el misterio del universo...una verdad inscrita en la creación por el dedo de Dios". Un Dios para Einstein - "un no creyente profundamente religioso" - no coincidente con el del Papa:
"Creo en el Dios de Spinoza, que se revela en la ordenada armonía de lo que existe, no en un Dios que se preocupa por los destinos y acciones de los seres humanos."
Einstein valora la religión más que como creencia, como actitud ante el mundo. Adolf Keller, teólogo de Zurich que conoció a Einstein en sus años jóvenes, con motivo de la celebración en Princeton de un seminario de teología en 1941, visitó a su viejo conocido. Dio cuenta de la entrevista al biógrafo de Einstein, Carl Seelig, quien recuerda así algunas impresiones de Keller sobre la entrevista:
"Para Einstein, la libertad es el mayor bien de los humanos. En nuestra conversación se apasionó al hablar de que Alemania, durante la época de Hitler, había renunciado incluso a la libertad científica, y con ello se había prostituido frente al Poder. A propósito de esto dijo algo que me caló hondo en la memoria: 'Siempre esperé que las Universidades alemanas emprendieran la lucha por la libertad. Pero me equivoqué. Sin embargo - continuó diciendo - aun cuando las Universidades no hicieran nada, por lo menos las iglesias lucharon por la libertad, tanto la Iglesia católica como la protestante. Como judío quiero reconocerlo. Y esa lucha no debe olvidarse nunca'. Yo me alegré tanto más de que así lo reconociera porque Einstein se declaraba partidario del espíritu, no de ninguna iglesia."
Einstein considera que el "conflicto insalvable" entre ciencia y religión, que durante siglos se venía aireando, carecía de fundamento consistente. Para él "la ciencia sin religión está coja, y la religión sin ciencia, ciega". Incluso llega a considerar que la ciencia es en cierto modo una forma de religión:
"Difícilmente encontraréis entre los talentos científicos más profundos, uno solo que carezca de un sentimiento religioso propio. Pero es algo distinto a la religiosidad del lego. Para este último, Dios es un ser de cuyos cuidados uno espera beneficiarse y cuyo castigo teme... Pero el científico está imbuido del sentimiento de la causalidad universal. Para él, el futuro es algo tan inevitable y determinado como el pasado. En la moral no hay nada divino; es un asunto puramente humano."
Desde la perspectiva con que él consideraba la religión y la formación ciudadana, abogaba por "la necesidad de una cultura ética" promovida desde la escuela para mejorar la convivencia:
"Es de la mayor importancia el anhelo de lucha en pro de una estructuración ético-moral de nuestra vida comunitaria. En este punto no hay ciencia que pueda salvarnos. Creo realmente que el excesivo hincapié en lo puramente intelectual (que suele dirigirse hacia la eficacia y hacia lo práctico) de nuestra educación, ha llevado al debilitamiento de los valores éticos."
El filósofo holandés Benito Spinoza (1632 - 1677), descendiente de una familia judía española