Publicaciones sobre Einstein y su obra

Textos: Dr. Antonio Moreno González

La literatura generada, antes y ahora, en torno a Einstein y su obra es inmensa, quizá la más abundante de toda la producida en relación con la actividad científica. Las publicaciones referenciadas aquí se limitan a una muestra de   las editadas en castellano y en vida de Einstein. De la curiosidad que siempre ha despertado y continúa despertando son testimonio las 800.000 referencias que ofrece Internet con el nombre "Albert Einstein" frente a las 420.000 del inmediato más citado, Winston Churchill. Mucho mayor es la distancia con otros físicos, entre los que figura a la cabeza Niels Bohr con 80.000 referencias.

Las primeras noticias difundidas en España sobre   los famosos artículos de Einstein en Annalen der Physik de 1905 fueron dadas en Anales de la Sociedad Española de Física y Química . En el vol. 18 de 1910, entre las "Notas alemanas de física" que enviaba a esta revista el profesor alemán Werner Mecklenburg, la nota 74 se refiere a "La Física en la 81 asamblea de naturalistas y médicos alemanas, celebrada en septiembre de 1909 en Salzburg". Einstein que había renunciado a su trabajo en la Oficina de Patentes de Berna en julio de 1909 para ocupar un puesto de profesor asociado de física teórica en la Universidad de Zurich, participó en aquella asamblea; era su primera aparición pública en reuniones científicas y había curiosidad por escucharle.

Así comienza la nota en Anales : "Una de las conferencias más interesantes e importantes ha sido pronunciada por el profesor A. Einstein, de Bern, autor de la famosa teoría de la relatividad acerca del desarrollo de nuestras hipótesis de la íntima esencia y constitución de la radiación...según Einstein, la hipótesis del éter ya es una verdad de ayer". Buena parte del resto de la nota que se continúa en números sucesivos de la revista esta dedicada a disquisiciones sobre "la naturaleza de la luz". Curiosamente, en aquella conferencia, Einstein predijo que la luz podría ser considerada como onda y como corpúsculo, "aunque - escribe Mecklenburg - todavía no se ha podido establecer una teoría matemática de la radiación que reproduzca al mismo tiempo la estructura de ondulación y la otra estructura de los cuantos". Este es un claro anticipo al que con los años sería el principio de complementariedad de Bohr, que Einstein, sin embargo, nunca aceptó con todas sus consecuencias.

En Anales , la revista española de mayor difusión entre profesores universitarios y de bachillerato en el primer tercio del siglo XX, el astrónomo Pedro Carrasco publicó en 1920   "Estado presente de la teoría de la relatividad", quien ya había publicado en El Ateneo de Madrid (1916) "Teoría de la relatividad". En el mismo volumen de Anales publicó José María Plans "Nota sobre la forma de los rayos luminosos en el campo de un centro gravitatorio según la teoría de Einstein". Ambos artículos se ocupan de la reciente (1919) constatación de la predicción hecha por Einstein sobre la desviación de la luz en las proximidades de un campo gravitatorio intenso. Plans, uno de los españoles que mejor entendió las teorías relativistas, tradujo en 1922 (Calpe, Madrid) obras tan fundamentales como Espacio, Tiempo y Gravitación , de Arthur Eddington, y Los fundamentos de la teoría de la gravitación de Einstein , de Erwin Freundlich. De Eddington fue traducida para Revista de Occidente en 1933 La expansión del Universo .

Para Calpe, el filósofo Manuel García Morente tradujo Espacio y Tiempo en la física actual (1921) de Moritz Schlick. y ,   La teoría de la relatividad de Einstein y sus fundamentos físicos (1922) de Max Born, éste último uno de los libros más apreciados por Einstein sobre su obra.

Otras traducciones publicadas en España fueron: Einstein al alcance de todos (1922), de Georg N. Felke, Einstein y el Universo. Un resplandor en el misterio de las cosas , de Charles Nordmann Fácil acceso a la teoría de la relatividad (1923), de Rodolfo Lämmel, Introducción a la Relatividad (1923), de Paul Langevin y El espacio y el tiempo (1931) de   Emile Borel. Esta última se ocupa de la visión geométrica del universo a partir de las teorías relativistas y en esta misma dirección apuntaron obras originales en castellano como: Espacio, Relación y Posición (1924) del Vizconde de Güell y Espacio, Hiperespacio y Tiempo (1928) de Francisco Vera.

De los originales en castellano, los   más destacados fueron los escritos por el citado José María Plans y Blas Cabrera. Autores, entre otras publicaciones relacionadas con las teorías de Einstein, de Nociones fundamentales de mecánica relativista (Madrid, 1921), el primero; Principio de relatividad. Sus fundamentos experimentales y filosóficos y su evolución histórica (Madrid, 1923), el segundo. Esteban Terradas, conocido de Einstein y uno de los más influyentes en su venida a España, publicó algunos artículos y conferencias al respecto, pero con menos intensidad que Plans y Cabrera.

Al margen de publicaciones como las anteriores, hechas desde el rigor científico y el conocimiento de las teorías de Einstein, hubo otras muchas de menor consideración escritas desde posiciones filosóficas, políticas y religiosas a favor y en contra de la relatividad, que en realidad fue la única teoría einsteiniana que llamó la atención del público en general, entre otras razones porque fue la más aireada por la prensa, las revistas y las instituciones científicas y docentes. No faltaron las propuestas alternativas a las teorías de Einstein, entre las que destacó el insistente antirrelativista Horacio Bentabol, autor de Observaciones contradictorias a la teoría de la relatividad del profesor Alberto Einstein (Madrid, 1925), y otras menos agresivas como La Cósmica. Nueva teoría de la relatividad formal e intrínseca, fundada en el origen espiritual de la materia o en el tiempo como factor cósmico por excelencia (Madrid, 1932), de Osvaldo García de la Concha, o Teoría de la Relatividad de Einstein. Compilación y comentarios y Principios esenciales de Acrofísica (Física superior o ultramatemática) (Madrid, 1931), de Camilo Calleja García. Otras hubo que apropiándose del término "relatividad" se aplicaron a campos tan ajenos a la ciencia como, por ejemplo, las corridas de toros. Este es el caso de publicación tan disparatada como El Toreo Científico . La teoría de la relatividad de Einstein aplicada a la Tauromaquia , escrita por Otto Kaetsner, profesor de la Escuela Técnica Superior de Charlottenburgo, de la que hubo varias ediciones en castellano a partir de 1920. Y no fue el único caso de "tauromaquia taurina" y otras extravagancias.

De las biografías traducidas al castellano, escritas en vida de Einstein, destacan la de H. Gordon Garbedian, que contó con la inestimable ayuda del propio Einstein para su libro Einstein, hacedor de universos (Buenos Aires, 1940), Philip Franck, su sucesor en la Universidad de Praga, titulada Einstein (Barcelona, 1949) y El drama de Alberto Einstein (Buenos Aires, 1955), de Antonina Vallentin, amiga de la familia Einstein desde sus tiempos en Berlín.

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Anales de la Sociedad Española de Física y Química, año VIII, 1910, tomo VIII, p.286

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